La familia como modelo en la alimentación infantil

Por Sílvia Nutricionista Infantil
1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellasCargando...
La familia como modelo en la alimentación infantil

Cada vez hay más estudios que señalan los beneficios de comer en familia y así inculcar a los hijos un estilo de vida saludable que mantengan cuando sean adultos.

Hay muchísimos niños que comen solos viendo la televisión “porque estamos haciendo otras cosas”, “porque queremos comer después más tranquilos”…el caso es que no les estamos ayudando a adquirir unos buenos hábitos de alimentación, ya que como hemos dicho muchas veces, ellos aprenden imitando. Además es más fácil hacerles comer fruta, verdura y pescado si estamos con ellos día tras día, siendo constantes.

Según la SEEN, los niños que comen en familia por lo menos tres veces por semana disminuyen en un 32% el riesgo de padecer un trastorno alimentario y en un 15% la posibilidad de ser obesos.

Os voy a dar una serie de consejos para hacer cambios conductuales que fomenten un estilo saludable en la familia:

  • Aumentar el consumo de frutas, vegetales, legumbres, frutos secos, pescado y disminuir el consumo de grasas saturadas y trans, azúcares refinados (carnes rojas, embutido, bollería industrial…). Deben predominar los alimentos tradicionales, frescos, de temporada, sobre los alimentos precocinados. Mantener una dieta equilibrada y variada.
  • Asegurar el consumo de cinco raciones de frutas y verduras. Así como la priorización de las frutas enteras frente a los zumos.
  • Promocionar el desayuno casero, como una de las comidas principales del día, ya que tiene efectos beneficiosos sobre la calidad total de la dieta y sobre las actividades educativas y físicas del niño en la escuela.
  • Fomentar la comida en familia y con toda la familia, por lo menos una vez al día.
  • Disminuir el tamaño de los alimentos y bebidas azucaradas.
  • Usar el agua como bebida de elección.
  • Usar platos y vasos más pequeños y llevar la comida servida a la mesa.
  • Asegurar que el componente organoléptico y sensorial sea importante. Es decir, platos vistosos y gustosos.
  • Realizar las comidas con regularidad (frecuencia diaria y horarios): tres comidas principales y dos o tres complementarias. Evitar comer fuera de estos horarios (evitar el picoteo).
  • Conocer y completar el menú de la escuela, equilibrando las ingestas del resto del día.
  • Promocionar el consumo de cereales integrales (de desayuno, pasta, arroz, pan…) y limitar los cereales refinados, con azúcar y/o chocolate.
  • Disminuir el consumo de hidratos de carbono simples (azúcares) y aumentar el consumo de hidratos de carbono complejos (legumbres, patatas…)
  • Priorizar el consumo de pescado frente al de carne y elegir carnes magras (pollo, pavo, conejo, lomo de cerdo) antes que las rojas (ternera, cordero, cabrito…).
  • Limitar el consumo de embutidos grasos (chorizo, salchichón, mortadela, chopped…) a favor de fiambres magros (jamón cocido, jamón serrano, fiambre de pechuga de pavo…)
  • Consumir preferentemente como aporte diario de grasas, aceite de oliva virgen o de girasol. Evitar mantequilla y margarina.
  • Disminuir el consumo de aperitivos salados, chucherías, comida rápida y bebidas azucaradas refrescantes y sustituirlos por alimentos más saludables. Disminuir la frecuentación de restaurantes de comida rápida.
  • En celebraciones disminuir el consumo de alimentos poco saludables y aportar alimentos más saludables (frutos secos, repostería casera…)
  • Disminuir la ingesta de alimentos ricos en sodio, intentar poner la sal solo cuando se cocine. No llevar el salero a la mesa. Es recomendable que uséis sal yodada.
  • Favorecer consumir alimentos y bebidas cuando exista una verdadera manifestación de hambre y sed y no hacerlo de forma pasiva.
  • Evitar usar los alimentos como premio o castigo. Esta práctica no favorece el comer por hambre ni beber por sed y establece preferencia y rechazos.
  • Educar y asesorar al niño para hacer elecciones saludables en cuanto a qué tipo de alimentos y bebidas consumir, con qué frecuencia y qué tamaño de ración. Ellos no tienen control sobre las mesuras y las raciones. Los alimentos y las raciones que comen las deben elegir los padres.
  • Cocinar preferentemente con técnicas culinarias sencillas (plancha, asado, hervido, horno, vapor) que no aumenten el valor energético.
  • Conseguir un ambiente tranquilo, confortable y acogedor cuando se come y tomarse el tiempo necesario. Es importante evitar hacer alarde del éxito conseguido por alguno de sus miembros con una dieta de adelgazamiento con el uso de fármacos o preparados alimenticios, así como exagerar la importancia de la imagen corporal delante del niño.

Recordad que el ejercicio continuado es esencial para mantener un estilo de vida saludable y si lo hacemos en familia ¡mejor!

2 comentarios

Deja tu comentario