¡Por fin llega el verano! Y con él la necesidad de hidratarse más, y algo que es importante es evitar la deshidratación en bebés y niños.
Nuestros hijos muchas veces no son conscientes de que tienen sed, incluso los más mayorcitos, si están entretenidos jugando o en la piscina fresquitos, la sed pasa desapercibida, por esta razón ellos corren más riesgo de deshidratarse que los adultos. Somos nosotros los que debemos estar atentos y proporcionarles en todo momento agua y alimentos hidratantes.
Entre otra funciones, el agua colabora en el transporte de nutrientes del cuerpo y la eliminación de los desechos por la orina, las heces, el sudor y la transpiración, regula la temperatura corporal, mejora la salud y el estado de la piel, regula y evita el estrés renal, mantiene lubricadas las articulaciones, tendones y mucosas, lo que les previene de dolores articulares y musculares y de afecciones respiratorias. Además… ¿quién no ha sufrido estreñimiento en verano? El estreñimiento es típico de la época estival, ya que cambian nuestros hábitos, horarios y a veces es causa de una mala hidratación.
¿Cómo podemos evitar el estreñimiento y la deshidratación en bebés y niños? Hoy os daré unos consejos para hacerlo.
¿Deben tomar agua los bebés menores de 6 meses?
Según la OMS, la Academia Americana de Pediatría y del Comité de Lactancia de la Asociación Española de Pediatría se recomienda la lactancia a demanda exclusiva hasta por lo menos los 6 meses de edad.
No es necesario (ni recomendable) que los bebés amamantados tomen agua, infusiones, zumos ni otros líquidos ya que obtienen los nutrientes e hidratación necesaria a través de la lactancia.
Esta afirmación es válida incluso en ambientes calurosos y cuando tienen fiebre. En estos casos basta con ofrecer más veces el pecho.
El Comité de Lactancia Materna de la AEP recomienda no esperar a que el bebé llore para darle el pecho, sino estar atentos a las señales que hace para indicar que quiere comer, como cabeceos, sacar la lengua, llevarse la mano a la boca o hacer sonidos de llamada.
Si el bebé toma leche de fórmula nunca debéis añadir más polvos de lo que indica cada fabricante en el agua de mezcla. Podéis ofrecerle pequeñas tomas de leche o en este caso el pediatra os puede recomendar darles un poco de agua (en este caso hay que tener en cuenta que deben ser aguas de mineralización muy débil). Asimismo, es importante vigilar que los bebés no sustituyan ninguna toma de leche por beber demasiada agua.
A partir de los 6 meses, cuando se empiezan incorporar la alimentación complementaria, se puede empezar a ofrecer agua a los bebés y ellos tomarán la cantidad que precisen.
¿Qué cantidad de agua deben tomar los niños?
Los niños tienen una cantidad de agua corporal (70%) más alta que los adultos (50%).
La cantidad de agua que deben beber depende de factores como edad, peso, condiciones ambientales en las que se encuentra (calor, humedad…), esfuerzo físico…
Pero por regla general la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomienda ingestas de 1100 a 1600 ml en niños de 1 a 8 años (con una actividad y temperatura moderada).
Se calcula que las bebidas representan alrededor del 80% de la ingesta de agua, mientras el 20% restante procede de los alimentos.
Cómo evitar la deshidratación en niños y los golpes de calor
Los golpes de calor son muy peligrosos, sobre todo cuanto más pequeños son los niños: hidratarlos debidamente, no exponerlos mucho tiempo seguido al sol y evitar los juegos al aire libre en las horas centrales del día (12-16 h) sin una correcta protección, son medidas básicas a tener en cuenta.
Seguramente, vuestros hijos son capaces de estar horas y horas jugando en la orilla de la playa sin renovar la crema protectora de sol y sin beber, ¡parece que se olvidan hasta de que tienen sed! Pero, ¿realmente se olvidan? ¿Por qué parece que nunca tienen sed?… Lo que sucede es que, a edades tempranas, los centros reguladores de la sed en el organismo no han madurado lo suficiente y por ese motivo los niños no detectan la necesidad de beber líquido.
Además, el componente hídrico del cuerpo infantil es mayor y los pequeños cambios que se puedan producir suponen un riesgo para el pequeño cuerpo del niño: por, ejemplo, en caso de lactantes, el contenido en agua corporal es mayor que el de niños o adultos, tienen menos desarrollado los mecanismos de sudoración y, no hay que olvidar, que su desarrollo cognitivo, al estar menos desarrollado, les impide comunicarnos que tienen sed.
Por tanto, ¿qué debéis evitar principalmente para evitar los efectos de la deshidratación ante los golpes de calor? Ofrecer agua a los peques ya que deben beberla continuamente, cada 2 horas. No olvidéis que la Asociación Española de Pediatría (AEP) recuerda que hay que suministrarles suficiente cantidad de líquidos, especialmente cuando realizan actividades físicas y se exponen al sol o a las altas temperaturas.
Síntomas de deshidratación
Los vómitos y la diarrea son los principales síntomas de deshidratación en bebés y niños, pero también pueden deshidratarse por una ingesta inadecuada de líquidos.
Síntomas de deshidratación
- Llanto sin lágrimas
- Piel, lengua y boca secas y agrietadas
- Ojos hundidos
- Piel grisácea
- Disminución de la orina
- Debilidad en general (Se muestran menos activos de lo habitual)
- Deposiciones duras
- En bebés, hundimiento de las fontanelas
Cómo prevenir la deshidratación en niños
- Evitar la exposición al calor excesivo
- Vestir al niño con ropa fresquita
- Ofrecerle líquido (principalmente agua) y alimentos ricos en agua
- No ofrecerles líquidos fríos
Es importante estar atentos y si vemos que el bebé está molesto, llora y suda hay que ofrecerle agua lo más pronto posible.
¿Cómo mantener hidratados a los niños?
La alimentación y una correcta hidratación se convierten en los puntos clave:
- Siempre con su botellita de agua: especialmente a la hora de dar un paseo en familia o en el parque. De este modo, aparte de mantenerlos correctamente hidratados, iréis concienciando a vuestros peques de la importancia de beber agua, sobre todo a partir del cuarto año de vida.
- Sin prisa, pero sin pausa: es esencial respetar el ritmo de cada peque, no forzarles a beber para evitar que se nieguen a hacerlo, pero sin olvidarse de ello.
- ¡La temperatura perfecta!: mantener las bebidas a temperatura moderada es esencial, puesto que si están muy frías o muy calientes, se suele beber menos.
- La dieta, tan esencial como el beber agua: la fruta puede ser una de nuestras mayores aliadas, ya que aportan minerales, proteínas, vitaminas, fibra, agua y son bajas en calorías… Y al presentarse con esos llamativos y variados colores, a vuestros peques les atraerán: sandía, melón, ciruela, melocotón, fresa, albaricoque… ¿Queréis sorprenderles? Clicad aquí.
- Helados y polos de hielo, ¿más deliciosos que sanos?: les atraen por su dulce sabor y bajo moderación, incluso aportan (en el caso de los helados) proteínas, agua e incluso pequeñas cantidades de calcio. El problema radica en sus grandes cantidades de azúcar (sobre todo en el caso de los flases de hielo) o de calorías y grasas industriales cuando los peques abusan de ellos.
Lo importante es elegir de forma correcta los alimentos en esta época del año y reponer los líquidos que vuestros peques pierdan a lo largo del día, bebiendo continuamente aunque no os pidan agua. La fruta siempre resulta una buena aliada, pues ahora en verano, fresquita, puede resultar más fácil de ingerir para vuestros niños. Recordad evitar las horas de sol más peligrosas y ¡feliz verano!
Bebidas y alimentos hidratantes
- Como siempre recomendamos, el agua debe ser siempre la bebida de elección, pero hay otras bebidas y alimentos que también deben tenerse en cuenta por su aporte de vitaminas, minerales y agua, esenciales para evitar la deshidratación.
- Como ya dijimos en el artículo de los refrescos, ni estos ni los zumos envasados deben darse como sustituto del agua.
- Los zumos naturales (de sandía, naranja, melón, fresas, piña…), polos, smoothies, granizados y licuados de vegetales (col, zanahoria…) son perfectos para evitar la deshidratación.
- Las sopas o cremas frías-tibias como el gazpacho o el salmorejo son una opción fantástica.
- Los lácteos también contribuyen a la hidratación corporal ya que tienen un gran porcentaje de agua. Recordad elegir las variedades semidesnatadas o bajas en grasa.¿A quién no le apetece un batido cuando hace calorcito? Leche o helado + fruta, ¡una combinación deliciosa!
- Verduras y hortalizas. Ensaladas, verduras… están llenas de agua, vitaminas, minerales y fibra. Deben estar presentes en cada comida.
- Gelatina. Como ya os explicamos en el artículo de la gelatina, es muy buena opción para los niños a los que les cuesta beber agua.
- Si los niños toman demasiada carne, precocinados, embutidos, paté… ricos en sodio, necesitarán más agua para hidratarse y para excretar las sustancias de desecho. También debéis vigilar el aporte de sal de mesa de los platos y nunca dejar el salero al alcance de los niños.
2 comentarios
oscar
esto le ayudo mucho en la tarea ami hija que esta en cuarto amo esta pagina bueno no tanto me gusta los comentarios
yolima yepez
me gusta muchos sus sugerencias y me gustaría saber que puedo hacer para poder subirle de peso y defensas a mis hijos uno de 5 y 4 años espero su respuesta
gracias por ayudarnos a las mamas a saber como debemos alimentar a nuestros hijos