Si alguna vez te has preguntado por qué te gustan más o menos las verduras o la carne, casi con seguridad la respuesta está en tus padres. Casi todos nuestros hábitos alimentarios los aprendimos en casa cuando éramos niños, imitando a nuestros mayores. Los niños observan nuestra forma de comer, los alimentos que compramos, cómo cocinamos… y luego aceptan dichos hábitos y se acostumbran a ellos.
Desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición nos dan unos consejos que nunca deberíamos olvidar, ya que es nuestra responsabilidad como padres la alimentación de nuestros hijos.
Si somos padres y no nos alimentamos bien, la mejor decisión que podemos tomar es mejorar nuestros hábitos alimentarios y así, como en tantas otras cosas, brindar el mejor ejemplo a nuestros hijos.
- Enseñar a comer adecuadamente es una tarea que debemos realizar con responsabilidad, tiempo y dedicación, pero también de manera divertida y didáctica, para captar la atención y el apoyo de nuestros hijos.
- Transmitir el mensaje educativo más importante: tener hábitos alimentarios sanos significa consumir una alimentación variada y equilibrada. Esto se consigue con una amplia variedad de alimentos, como muestra la pirámide alimenticia. Por ello, con nuestros hijos debemos trabajar con la pirámide y su significado.
- En el supermercado, podemos enseñar los diferentes tipos de alimentos que se nos ofrece, y la responsabilidad y libertad que tenemos a la hora de elegir los mejores alimentos para nuestra salud.
- Enseñar la importancia del momento de la comida:
- Cómo y cuándo lavarnos las manos
- El respeto por la cocina y sus peligros
- Los buenos modales en la mesa
- La importancia de comer despacio y con tranquilidad
- Dejar que los niños colaboren en la elaboración de la comida, siempre teniendo los cuidados pertinentes en la cocina.
- Incluir diferentes sabores, colores, texturas y consistencias en los platos, con el fin de estimular las ganas de comer de los niños.
- A la hora de comer, es muy importante utilizar sillas, vajilla, vasos y utensilios que los niños puedan manejar cómodamente.
- Debemos tratar que los niños sean partícipes del momento de la comida, invitándolos a poner la mesa, traer los alimentos,recoger y limpiar la mesa después de comer.
- Ayudar a los niños a prepararse para comer, ofreciéndoles actividades que ayuden a relajarse.
- Que los niños aprendan y se recreen con libros y vídeos instructivos sobre alimentación sana.
- Servir la comida en un ambiente atractivo y relajado: No olvidar que “la hora de comer” debe ser lo más agradable y distendida posible.
- En la mesa, mantener una conversación tranquila y no forzada, tratando que los niños hablen de sus experiencias con los alimentos, cómo saben, cómo huelen, etc.
- Nunca utilicemos los alimentos como premio o castigo.
- Tratar de observar y comprender la personalidad y las reacciones de los niños con los alimentos.
- Es conveniente servir porciones apropiadas: la porción para un niño no es la misma que la de un adulto.
Nuestros hijos viven en una sociedad que puede potenciar desórdenes de la alimentación y obsesiones en la imagen corporal.
Es nuestro deber colaborar en la construcción de la autoestima de nuestros hijos y de enseñar la importancia de apreciar sus cualidades personales.
Importante: Si nuestro hijo tiene sobrepeso u obesidad, debemos asesorarnos por un profesional sanitario (médico, dietista, nutricionista, etc.) sobre la terapia más adecuada, y evitar imponer dietas o duras restricciones en la alimentación del niño, que puedan acomplejarlo.
Fuente: AESAN
1 comentario
eliana
te felicito tu pagina cada dia es mas interesante,no dejo de leerla,cada dia aprendo cosas distintas.