16 recetas para el Día del Padre

Si quieres sorprender a papá desde primera hora, no te pierdas nuestras recetas de desayunos para el Día del Padre. Pero si necesitas ideas rápidas, aquí van algunas opciones infalibles:

• Tortitas esponjosas con sirope o fruta, porque un Día del Padre sin tortitas debería ser ilegal.
• Tostadas con aguacate para los papás que se cuidan pero no renuncian al sabor.
• Café especial con espuma casera, porque ningún héroe salva el día sin su dosis de cafeína.
• Bollería casera (croissants, bizcochos o magdalenas), si te atreves con algo más elaborado.
• Batidos de frutas para un desayuno rápido, saludable y lleno de sabor.

Lo mejor es compartir el momento: deja que los peques decoren las tortitas o preparen la bandeja. Porque más allá del desayuno, lo que realmente cuenta es el detalle. No te pierdas todas las ideas que te damos aquí:

Si hay un aperitivo que grita “celebración”, esos son los volovanes rellenos. Pequeños, crujientes y con un relleno que los convierte en bocados de pura gloria. Hoy nos lanzamos a por unos volovanes rellenos de champiñones con nata, cremosos, sabrosos y con ese toque de “esto lo ha hecho alguien con muy buen gusto” (aunque en realidad sean facilísimos).

Son perfectos para el Día del Padre, porque quedan resultones sin complicarnos la vida. Y si tienes ayudantes en la cocina, que se encarguen de rellenarlos (con cuidado, que los volovanes son frágiles y los niños… también). Así que prepárate, porque con estos bocaditos, papá va a estar encantado.

Nada dice “hoy es un día especial” como un buen plato de langostinos o gambones a la plancha. Y es que a veces no hace falta complicarse con recetas elaboradas cuando con cuatro ingredientes se consigue algo espectacular. Un buen toque de ajo y perejil, un chorrito de aceite de oliva y ese sonido mágico de la plancha haciendo su trabajo… puro disfrute.

Para el Día del Padre, este es el aperitivo perfecto: rápido, sabroso y con ese puntito festivo que hace que todos quieran acercarse a la cocina a “probar si ya están listos” (ejem, robar alguno). Solo queda una pregunta importante: ¿con o sin babero para evitar las manchas de jugo en la camisa de papá?

Hay aperitivos que llevan la palabra “fiesta” escrita en cada bocado, y los tigres o mejillones rellenos con bechamel son uno de ellos. Crujientes por fuera, cremosos por dentro y con ese sabor a mar que los hace irresistibles. Un clásico de los bares que, cuando se prepara en casa, sabe aún mejor (y desaparece el doble de rápido).

Para el Día del Padre, son una apuesta segura. Vale, llevan un poco más de trabajo que otros aperitivos, pero el resultado merece la pena. Además, si hay pequeños pinches en la cocina, pueden encargarse de rebozarlos (eso sí, prepárate para una ligera nevada de pan rallado en la encimera). Al final, lo importante es que papá disfrute de estos bocaditos crujientes y cremosos… y que no queden peleas por el último.

A veces, lo más sencillo es lo que más triunfa, y estos palitos de hojaldre con queso son la prueba definitiva. Crujientes, doraditos y con ese punto de queso fundido que hace que sea imposible comer solo uno. Son de esas recetas que parecen sacadas de una panadería de lujo, pero que en realidad se preparan en menos tiempo del que tardas en decir “papá, deja alguno para los demás”.

Para el Día del Padre, son un aperitivo rápido y resultón. Solo necesitas hojaldre, queso y horno, y en un momento tienes unos palitos perfectos para picar mientras se cocina el plato principal. Y si hay niños en casa, que se encarguen de espolvorear el queso… aunque alguno acabará “desapareciendo” misteriosamente antes de entrar al horno.

El Día del Padre cae en plena temporada de espárragos verdes, así que no hay mejor excusa para aprovecharlos en una crema suave, ligera y llena de sabor. Además de estar en su mejor momento, los espárragos son un ingrediente versátil y fácil de preparar, perfecto para un primer plato que equilibre el festín del día.

Lo mejor es que esta crema de espárragos verdes se puede hacer con antelación, así que menos prisas y más tiempo para disfrutar. Y si quieres darle un toque especial, unas lascas de queso o un poco de jamón crujiente por encima la convierten en un plato digno de celebración. Eso sí, si hay niños en la cocina, mejor vigilar la batidora… no vaya a ser que la crema termine decorando las paredes.

Si hay una forma de convertir unas simples espinacas en un plato de celebración, es con nata, queso y un buen gratinado al horno. Porque sí, las espinacas solas pueden no emocionar a todo el mundo, pero si las cubrimos con una cremosa bechamel y las coronamos con queso fundido, la historia cambia. Y mucho.

Estas espinacas a la crema gratinadas son un primer plato perfecto para el Día del Padre: fáciles de hacer, resultonas y con ese toque dorado irresistible que hace que hasta el más escéptico de las verduras diga “vale, esto sí que me gusta”. Y lo mejor de todo, se pueden dejar listas con antelación y gratinar en el último momento. Así que, menos estrés en la cocina y más tiempo para celebrar.

Si hay un plato que tiene el poder de impresionar sin necesidad de complicarse demasiado, ese es el risotto de setas. Cremoso, sabroso y con esa textura melosa que lo hace irresistible. Y lo mejor es que, aunque parezca digno de un chef italiano, en realidad solo necesita paciencia, un buen caldo y mucho mimo con la cuchara.

Para el Día del Padre, este risotto es un acierto seguro. Es un plato especial sin ser un caos en la cocina y, además, si el homenajeado es de los que disfrutan cocinando, siempre puedes hacerle creer que remover el arroz es un honor exclusivo (así tú te ahorras parte del trabajo). Y si lo quieres aún más festivo, un poco de queso parmesano rallado en el último momento y ya tienes un plato de diez.

No todo van a ser platos contundentes en el Día del Padre, que un poco de frescura también viene bien. Y para eso, nada mejor que una ensalada de naranja, sencilla, ligera y con ese toque entre dulce y ácido que la hace diferente. Además, estamos en plena temporada de naranjas, así que es el momento perfecto para aprovecharlas en su mejor versión.

Esta ensalada es ideal como entrante o acompañamiento, y lo mejor es que se puede personalizar al gusto: con aceitunas, cebolla morada, bacalao desmigado o incluso un toque de frutos secos. Fácil, rápida y refrescante, porque no todo el festín del día tiene que ser a base de platos pesados.

Si hay un plato que grita “hoy se come en serio”, ese es la fabada asturiana. Porque una cosa está clara: esto no es una receta para días de prisas ni para quienes se conforman con una ensalada ligera. Aquí se viene a disfrutar con cuchara y sin mirar el reloj.

Para el Día del Padre, la fabada es una apuesta ganadora. Un plato de los de toda la vida, con su compango bien generoso (chorizo, morcilla, panceta… lo bueno de la vida, básicamente) y unas fabes tiernas que se deshacen en la boca. Eso sí, es de esas recetas que mejoran con el reposo, así que si la preparas el día anterior, papá lo agradecerá… y su estómago también.

Si estás buscando un plato principal que sea fácil de hacer, pero que parezca sacado de un restaurante, el salmón a la naranja es justo lo que necesitas. Jugoso, lleno de sabor y con ese toque cítrico que le da un extra de frescura, es una opción perfecta para el Día del Padre.

Además, como estamos en temporada de naranjas, es el momento ideal para aprovecharlas y darles un uso más allá del zumo del desayuno. Lo mejor de todo es que esta receta se hace en un abrir y cerrar de ojos, así que menos tiempo en la cocina y más tiempo disfrutando con papá. Y si quieres que sea un plato de diez, acompáñalo con un buen arroz o unas verduras asadas.

Si la lasaña tradicional ya es un éxito asegurado, imagina una versión más ligera pero igual de deliciosa: lasaña de espinacas y gambas. Cremosa, sabrosa y con ese equilibrio perfecto entre el toque suave de las espinacas y el sabor marinero de las gambas. Vamos, un plato que parece de fiesta, pero sin complicaciones.

Para el Día del Padre, es una opción ideal si quieres algo especial sin pasarte horas en la cocina. Se puede preparar con antelación y gratinar en el último momento, lo que siempre es un plus. Además, si hay pequeños pinches ayudando, pueden encargarse de montar las capas (y de comerse el queso rallado antes de que llegue al horno, claro).

Pocas combinaciones son tan infalibles como una carne tierna con una buena salsa, y si esa salsa es de roquefort, el éxito está garantizado. Cremosa, intensa y con el punto justo de potencia para realzar el sabor del solomillo, esta receta es de esas que parecen elaboradas, pero que en realidad se preparan en un momento.

Para el Día del Padre, es una opción perfecta si buscas un plato con carácter, sabroso y sin complicaciones. Acompañado de unas patatas doradas o una ensalada ligera, se convierte en un menú digno de una celebración. Y lo mejor de todo: papá no tendrá que esperar horas para disfrutarlo.

La combinación de cerveza negra y chocolate puede parecer poco convencional en una tarta, pero el resultado es una auténtica maravilla. La tarta Guinness tiene un bizcocho denso y jugoso con un toque ligeramente amargo que contrasta a la perfección con la suavidad de la crema de queso. Visualmente, tampoco pasa desapercibida: su contraste de colores recuerda a una pinta bien servida, lo que la convierte en el postre perfecto para una ocasión especial.

Para el Día del Padre, es una elección redonda. Tiene presencia, un sabor espectacular y un punto diferente que la hace única. Además, no es nada complicada de preparar, así que no hay excusa para no sorprender a papá con esta delicia.

Si hay una tarta que nos transporta directamente a la infancia, es la tarta de la abuela. Capas de galletas, crema y chocolate que se combinan en un postre sencillo pero absolutamente irresistible. Y lo mejor de todo es que en esta versión no hace falta encender el horno, así que menos complicaciones y más disfrute.

Para el Día del Padre, es una opción perfecta si quieres un postre casero sin demasiado esfuerzo. Se monta en un momento, se deja reposar en la nevera y al día siguiente está aún más rica. Y si hay peques en casa, que se encarguen de colocar las galletas o de decorar con virutas de chocolate (aunque algunas acabarán misteriosamente desapareciendo antes de llegar a la tarta).

El café no solo es el cierre perfecto para cualquier comida, también puede convertirse en el postre estrella. El flan de café es cremoso, aromático y tiene el equilibrio perfecto entre dulzura y el toque ligeramente amargo del café. Un postre clásico con un giro diferente, ideal para sorprender sin complicarse demasiado.

Para el Día del Padre, es una opción perfecta, sobre todo si es un amante del café. Se prepara con antelación, se sirve bien frío y cada cucharada es pura suavidad. Además, con un poco de nata montada o caramelo extra, queda de diez.

No hay mejor forma de demostrar cariño que con un buen postre, y si además tiene forma de corazón, el mensaje queda clarísimo. Esta tarta corazón es el broche dulce perfecto para el Día del Padre, porque además de bonita, está deliciosa.

En este caso es una tarta para el Día del Padre que puede parecer complicada pero verás que con nuestro paso a paso no te vas a equivocar. Y si los peques de la casa ayudan a decorarla, prepárate para una lluvia de fideos de colores, azúcar glas y, probablemente, dedos con más chocolate que la propia tarta.