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¿Alguna vez te has encontrado con ganas de algo dulce, casero y fácil de hacer? Si la respuesta es sí, entonces la receta de bizcocho de piña al revés que te voy a presentar es la solución perfecta.
Este postre, conocido por su apariencia caramelizada y su toque tropical, ha conquistado paladares en todo el mundo, y ahora es tu turno de llevar esta delicia a tu mesa. Además de su sabor irresistible, este bizcocho tiene la magia de ser visualmente atractivo, con su color dorado intenso y la disposición simétrica de la piña y las cerezas, lo cual lo convierte en el centro de atención de cualquier encuentro.
La preparación de este bizcocho es una experiencia en sí misma. El proceso es sencillo, con pasos claros y una lista de ingredientes que probablemente ya tienes en tu despensa o son muy fáciles de conseguir. Aprenderás a crear un caramelo perfecto que se fundirá con la piña, a integrar los sabores y a conseguir ese punto exacto de cocción que garantizará un bizcocho esponjoso y jugoso.
Y lo mejor de todo es que este bizcocho de piña casero se puede disfrutar en cualquier ocasión: como colofón de una comida familiar, para acompañar tu café de la tarde o simplemente como un capricho para endulzar tu día. Así que, prepara tus utensilios de cocina, enciende el horno y sumérgete en la dulzura de esta receta que está a punto de convertirse en una de tus favoritas
Receta de bizcocho de piña casero
Ingredientes
- 1 lata de rodajas de piña en su jugo (reserve el jugo para la masa)
- 100 g de mantequilla sin sal, más extra para engrasar
- 100 g de azúcar moreno
- 7-8 cerezas confitadas
- 3 huevos grandes
- 180 g de harina con levadura
- 1 cucharadita de levadura en polvo
- 100 g de azúcar blanca
- 100 ml de jugo de piña (de la lata)
- Una pizca de sal
Cómo hacer bizcocho de piña al revés
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- Precalienta tu horno a una temperatura de 180°C.
- A continuación, toma un molde redondo de unos 22 cm de diámetro y úntalo bien con mantequilla, asegurándote de cubrir toda la superficie y los bordes para evitar que tu bizcocho se pegue.
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- Busca una sartén de buen tamaño y ponla a fuego medio.
- Echa en ella un buen trozo de mantequilla sin sal, esperando a que se derrita completamente, pero sin que llegue a humear o quemarse.
- A esa mantequilla fundida, añade azúcar moreno, y revuelve constantemente con una espátula o cuchara de madera. Lo que buscas es que el azúcar se disuelva por completo y se integre con la mantequilla, formando un caramelo ligero. Este proceso podría tomar unos minutos, así que paciencia, y no dejes que la mezcla se queme.
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- Una vez que tengas esta mezcla lista y aún caliente, viértela con cuidado en el fondo del molde que ya preparaste. Esparce el caramelo de manera uniforme con la espátula.
- Después, toma las rodajas de piña y colócalas encima del caramelo, distribuyéndolas de manera que cubran toda la superficie; si tienes cerezas a mano, pon una en el centro de cada rodaja de piña para darle un toque de color y sabor.
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- Es el momento de preparar la masa.
- En un bol grande, rompe tres huevos y agrega azúcar blanco.
- Con una batidora eléctrica o una varilla, bate estos ingredientes hasta que la mezcla adquiera un color pálido y una textura cremosa y aireada.
- Aquí es donde entra en juego tu destreza en la repostería: busca ese punto en el que al levantar la batidora, la mezcla forme una cinta suave que no se desvanezca inmediatamente.
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- Vierte el jugo en el bol y bate un poco más para integrarlo bien. Esto le dará a tu bizcocho esa jugosidad y sabor característico de la piña.
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- Con movimientos envolventes, incorpora ahora la harina previamente tamizada con la levadura en polvo y una pizca de sal. Es importante que hagas esto suavemente para que no se pierda el aire incorporado a los huevos, lo que garantizará que tu bizcocho sea esponjoso y ligero.
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- Después de que la masa esté homogénea y sin grumos, viértela con cuidado sobre las rodajas de piña en el molde. Alisa la superficie con la espátula y llévala al horno, que ya debería estar caliente.
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- El tiempo de horneado será de unos 35 a 40 minutos, pero te recomiendo que a partir de los 30 minutos ya estés atento. Puedes comprobar si está listo insertando un palillo de madera en el centro; si sale limpio, tu bizcocho está perfecto.
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- Antes de desmoldar, es importante que dejes reposar el bizcocho en el molde por unos 5 minutos tras sacarlo del horno. Esto permite que se asiente y el caramelo no esté tan líquido, reduciendo el riesgo de desmoronamiento al invertirlo.
- Cuando lo desmoldes, hazlo sobre un plato de servir y admira la maravillosa obra de arte culinaria que has creado: un dorado bizcocho de piña al revés listo para disfrutar.
En el momento en que te sientes a disfrutar de ese primer bocado del bizcocho de piña que acabas de hornear, se confirma la sencilla verdad de que las mejores cosas de la vida son, a menudo, las más sencillas. El toque dulce y ligeramente ácido de la piña, combinado con el caramelo y una miga tierna y esponjosa, crea un equilibrio perfecto que satisface el paladar. Este bizcocho no es solo un postre, es un recordatorio de que con pocos ingredientes y un poco de cariño, se pueden obtener resultados maravillosos.
Ya sea que lo compartas con amigos o lo disfrutes solo, cada rebanada del bizcocho de piña casero es una invitación a tomarte un momento para ti, a relajarte y a disfrutar de los pequeños placeres. Espero que esta receta te haya inspirado para encender el horno y que, al igual que la piña madura bajo el sol, tu día se haya endulzado un poco con la promesa de este delicioso postre. Y recuerda, la próxima vez que busques una dulce escapada tropical, no necesitas ir más lejos que tu propia cocina.
Prueba también la tarta de piña sin horno, ¡te encantará!
