La primera vez que probé hace años un pastel de Belém (pastéis de Belém en portugués) o pastel de nata, fue totalmente por accidente. Estaba en Lisboa, paseando sin rumbo, cuando el olor a algo dulce me atrajo a una pequeña pastelería.
No tenía idea de lo que estaba pidiendo, solo señalé el pastel que todo el mundo parecía estar comiendo. Y surgió el flechazo, crujiente por fuera, cremoso por dentro y no demasiado dulce. Justo lo que necesitas con un café después de un largo día de turismo.
Lo curioso es que, aunque ahora encuentras estos pasteles de Belém o pasteles de nata en muchos lugares, hay algo especial en probarlos en Portugal, donde nacieron. Y no soy la única que lo piensa; estos pasteles se han vuelto famosos en todo el mundo.
Pero lo que mucha gente no sabe es que su origen es un poco un misterio, algo relacionado con monjes y recetas secretas. Así que, ¿qué hace a estos pasteles tan buenos y tan intrigantes? Vamos a descubrirlo, pero antes te dejamos aquí la receta casera de los pasteles de Belém.
No voy a pretender que tengo la receta secreta, pero hay una versión casera que te puede acercar bastante al sabor original. Necesitarás cosas básicas como huevos, azúcar, leche, un poco de harina… Nada del otro mundo.
El truco está en la masa y el relleno. La masa tiene que ser finita y crujiente, y el relleno, suave pero no líquido. ¿Mi consejo? No tengas prisa. La masa lleva su tiempo, hay que estirarla bien fino. Y el relleno, bátelo hasta que quede bien suave, pero ojo, sin pasarte, o se te corta.
Vas a hornearlos hasta que estén doraditos, pero no mucho, que se te queman. Cuando los saques, espolvoréalos con canela y azúcar glas. Eso es lo tradicional. Te digo, la primera vez que hice estos pasteles en casa, no me salieron ni parecidos, pero con práctica, vas pillando el truco.
- Receta de Pasteles de Belém
- Cómo hacer pasteles de Belém o pasteles de nata
- Historia de los Pasteles de Belém o pasteles de nata
- Consejos para hacer Pasteles de Belém o pasteles de nata
- Dónde comer los mejores Pasteles de Nata o Pasteles de Belém en Lisboa
- 7 razones para enamorarte de los Pasteles de Belém
Receta de Pasteles de Belém
Ingredientes
- 250 ml de leche entera
- 1 limón
- 1 palo de canela
- 180 g de azúcar
- 90 ml de agua
- 30 g de harina de trigo
- 4 yemas de huevo
- 2 láminas de hojaldre de mantequilla cuadradas
- Azúcar glas y canela en polvo
Para servir (opcional)
Cómo hacer pasteles de Belém o pasteles de nata
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Infusionamos la leche
- Coloca 250 ml de leche entera en un cazo y caliéntala a fuego medio.
- Añade la piel de un limón, cuidando de no incluir la parte blanca para evitar amargor, y un palo de canela partido en dos para intensificar su sabor.
- Una vez que la leche empiece a hervir, retírala del fuego. Tapa el cazo y déjala reposar durante 10 minutos. Este reposo permite que la leche se infusione con los aromas del limón y la canela.
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Hacemos el almíbar
- En otro cazo, mezcla 180 g de azúcar con 90 ml de agua, y añade también piel de limón sin la parte blanca y un palo de canela partido en dos.
- Lleva esta mezcla a ebullición y mantenla hirviendo durante 3 minutos. El objetivo es crear un almíbar ligero, que será esencial para la textura característica de los pasteles.
- Reservamos
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Preparamos la crema
- Tras los 10 minutos de reposo, retira la piel del limón y el palo de canela de la leche.
- Agrega 30 g de harina de trigo a la leche. Bate vigorosamente con unas varillas hasta que la mezcla esté libre de grumos.
- Vuelve a calentar la mezcla, removiendo frecuentemente, hasta que espese. Es importante hacerlo a fuego lento y remover constantemente para evitar que se pegue al fondo del cazo.
- Una vez fuera del fuego, incorpora gradualmente el almíbar a la mezcla de leche y harina. Hazlo poco a poco para evitar la formación de grumos y lograr una consistencia uniforme.
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Añadimos las yemas
- Separa las yemas de 4 huevos.
- Añade las yemas a la mezcla de leche, harina y almíbar, removiendo constantemente hasta obtener una crema homogénea, suave y brillante.
- Si lo deseas, puedes colar esta crema a través de un colador fino para asegurarte de que no tenga grumos y su textura sea completamente lisa.
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Montaje de los Pasteles
- Precalienta el horno a 250 ºC, con calor arriba y abajo.
- Toma 350 g de hojaldre de mantequilla y enróllalo sobre sí mismo. Corta el rollo en 12 trozos iguales.
- Coloca cada trozo en los huecos de una bandeja de muffins (o moldes individuales de tartaletas) previamente engrasados con un poco de mantequilla, si es necesario.
- Extiende cada trozo de hojaldre con los dedos desde el centro hacia afuera, forrando los moldes hasta alcanzar aproximadamente 3 cm de altura.
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Rellenar y Hornear
- Reparte la crema de huevo entre las bases de masa hojaldre, llenando cada una hasta medio centímetro del borde.
- Coloca la bandeja en el horno, a media altura, y hornea los pasteles durante 10 a 15 minutos a 250ºC o hasta que estén dorados al gusto.
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Enfriamos y desmoldamos
- Una vez horneados, saca los pasteles del horno y déjalos templar durante 5 minutos en el molde.
- Luego, con cuidado, transfiérelos a una rejilla para que se enfríen correctamente y no pierdan su textura crujiente.
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Servimos
- Puedes servir los pasteles tanto fríos como templados, espolvoreados con azúcar glas y un toque de canela, si así lo prefieres.
Historia de los Pasteles de Belém o pasteles de nata
Ahora, vamos un poco atrás en el tiempo. La historia de los pasteles de Belém empieza en un lugar que probablemente no esperarías: un monasterio. Sí, en el Monasterio de los Jerónimos, en Belém, justo a las afueras de Lisboa.
Durante la revolución liberal de 1820, los monasterios de Portugal enfrentaron tiempos difíciles. Muchos fueron cerrados, y los monjes y monjas fueron expulsados. En un intento por sobrevivir, el panadero del convento comenzó a vender estos pasteles a una tienda cercana. A partir de este humilde comienzo, los pasteles ganaron popularidad, convirtiéndose en un icono de la pastelería portuguesa.
En 1837, el negocio fue adquirido por Domingos Rafael Alves, quien trasladó la producción a la Fábrica de Pastéis de Belém, cerca del monasterio. La receta original se ha mantenido en secreto hasta el día de hoy, conocida solo por los maestros pasteleros que continúan la tradición. Este secreto ha contribuido al misticismo y la leyenda que rodean a estos pasteles, haciéndolos aún más deseables.
Como curiosidad, los cocineros que trabajan en la fábrica deben de firmar un contrato de confidencialidad asegurando el secreto de la receta. En la actualidad se preparan 20.000 pastéis al día, llegando incluso a doblar esa cifra si es día festivo.
Si te preguntas si hay alguna diferencia entre los pasteles de nata y los pasteles de Belém, te diremos que no, pero únicamente en la Fábrica dos Pastéis de Belém, una pastelería familiar con más de un siglo de historia, se pueden encontrar los auténticos Pasteles de Belém. Es en este lugar donde estas pequeñas tartas adquieren su nombre característico, que incluso ha sido patentado, reservando su denominación exclusivamente para los pasteles producidos aquí. De ahí que en otros sitios te los encuentres con el nombre de pasteles de nata (nata en portugués significa crema), o simplemente como “natas”.
Con el tiempo, los pasteles de Belém se han convertido en una parada obligatoria para los visitantes de Lisboa. Su fama ha cruzado fronteras, y ahora se pueden encontrar versiones de estos pasteles en todo el mundo, aunque los aficionados insisten en que nada se compara con probar un pastel de Belém en su lugar de origen.
Consejos para hacer Pasteles de Belém o pasteles de nata
- Es aconsejable que una vez hechos los conservéis en la nevera por la crema que llevan, aunque lo ideal es comerlos inmediatamente para evitar que el hojaldre pierda ese punto crujiente.
- El tiempo de horneado es aproximado, normalmente a 250ºC será suficiente tenerlos 10 minutos, pero si veis que transcurrido el tiempo todavía no están dorados, podéis dejarlos un poco más.
- No os preocupéis si durante el horneado la crema se sube mucho, es normal y luego bajará.
- Antes de servirlos, podéis espolvorearlos con canela o azúcar glas
- Se pueden degustar tanto templados como fríos, mi opción favorita son templados ¡están deliciosos!
Dónde comer los mejores Pasteles de Nata o Pasteles de Belém en Lisboa
Cuando se habla de los mejores lugares para disfrutar de estos pasteles en Lisboa, el lugar más emblemático es sin duda Pastéis de Belém, situado en la Rua de Belém 84. Este local, que abrió sus puertas en 1837, no solo ofrece los pastéis de nata tradicionales sino que también se ha convertido en una atracción turística por sí misma, dada su historia y la calidad excepcional de sus pasteles.
Otro lugar destacado en Lisboa es Fábrica da Nata, conocido por sus pasteles de nata crujientes y sabrosos, que a menudo se sirven calientes. Esta pastelería tiene varias ubicaciones, incluyendo una en la Praça dos Restauradores y otra en el corazón de la Baixa.
La Manteigaria, otra opción popular, se destaca por su pastel de nata con un sabor más dulce y lechoso. Este local tiene una sede en la Praça Luís de Camões, entre Chiado y Bairro Alto, así como en la Baixa-Chiado y en el Time Out Market.
Además, la Pastelaria Batalha en la Praça Luís de Camões ofrece una gran variedad de dulces portugueses, incluyendo una opción vegana de pastel de nata. Esta pastelería es conocida por su sabor excepcional, aunque no siempre los pasteles están calientes al momento de servirlos.
Por último, la Pastelaria Alcôa, original de Alcobaça, es famosa no solo por sus pastéis de nata, sino también por sus premiados dulces conventuales, elaborados con recetas de los monjes de Císter. Se encuentra en El Corte Inglés, cerca de la Praça Marquês de Pombal, y también tiene una sucursal en el corazón de Chiado
7 razones para enamorarte de los Pasteles de Belém
- Ese primer mordisco: Nada supera la primera vez que pruebas un pastel de Belém. Es esa mezcla perfecta de crujiente y cremoso que simplemente te hace decir “¡guau!”.
- Una lección de historia con sabor: Cada pastel es un trozo de historia portuguesa. Imagina, ¡comer algo que se ha hecho de la misma manera desde el siglo XIX!
- Son como un abrazo en forma de postre: Ya sea con un café por la mañana o como un capricho después de comer, siempre te hacen sentir bien.
- Son pequeños, pero matones: Su tamaño los hace perfectos para un antojo dulce sin sentirte demasiado lleno. Es como un bocado de felicidad.
- Cada uno es una obra de arte: No son solo pasteles, son pequeñas joyas de la pastelería. Esa hojaldre doradita y el relleno suave… cada uno es especial.
- Te transportan a Portugal: Aunque no puedas viajar, cada bocado te lleva a las calles de Lisboa. Es una escapada cultural sin salir de casa.
- Son una excusa para jugar a ser chef: Hacerlos en casa puede ser un desafío divertido. Y cuando por fin te salen bien, es una sensación increíble.
Así que ahí los tienes, los Pasteles de Belém o pasteles de nata no son solo un dulce, son una experiencia completa. Una vez que los pruebas, es difícil no enamorarse de ellos.
4 comentarios
Marzanna
a mi me parece que es masa filo no mil hojas. loprobasta con esta masa?
Ana
Para ser preciso, el bollo no se llama pastel de Belém como lo dicen incorrectamente todos los españoles. Son “pastéis de nata” y existen en Portugal entero con alguna variedad y certamente de alta calidad en numerosas pastelerias portuguesas.
El “pastel de Belém” es una patente del dulce referido, con su própia historia y reputación.
Efectivamente la receta del Pastel de Belém es secreta pero cualquiera de vosotros podrá hacer “pasteles de nata” en casa.
Y si vais a Lisboa sí que podéis iros sin hacer la cola de los tontos en Belém, porque podéis probar infinidad de pasteleria casera en más de la mitad de las cafeterias de la ciudad.
Uno de los trucos es comerlos recién-hechos.
Maria
Para cuantas personas es la receta?
Susana M.
Vaya pintaza! Me la apunto!